
También disponen de un comedor interior decorado sin demasiadas pretensiones pero con cariño, así que también resulta agradable. Como su propuesta gastronómica, que podríamos enmarcar en la cocina de mercado creativa. Al mediodía presenta un menú con unas 4-5 opciones tanto de primero como de segundo a precios bastante ajustados, alrededor de los 12, sin contar las bebidas. Un importe más que justo para la comida que ofrecen, con platos tan apetecibles como la ensalada de tomate y mozzarella, el ceviche de salmón, el wok de verduras, el calabacín relleno de arroz y tofu, la hamburguesa... Cada día, una propuesta distinta, con opciones más ligeras y otras más contundentes y siempre incluyendo carne y pescado.
La carta de vinos es corta, aunque correcta, y los postres, como el resto de su cocina, son artesanos. Mi perdición es su yogur natural, servido con un poco de miel y frutos secos, francamente divino. A parte de la comida y su ubicación, tiene un último atractivo. Y es que se ha convertido en lugar de peregrinación de la élite bohemia-cinéfila barcelonesa. Yo misma comí al lado del actor y director Joel Joan y también se ha visto por allí a José Luís Guerín. Una fauna diferente para un lugar único.
En DolceCity Barcelona: La Candela