
Está situado muy cerca de otro nombre imprescindible de la escena coctelera barcelonesa, el Dry Martini, y cuando éste se llena, puede ser un muy buen plan B. Aunque, ¡ojo!, que en fin de semana también cuesta lo suyo encontrar sitio. Sus alicientes, a parte de unos precios más asequibles que el Dry, pues siguen la misma línea de calidad, profesionalidad y carisma que los cocktail-bars de primera línea de la ciudad. Su carta incluye todos los nombres de la coctelería clásica, como el daiquiri -uno de mis cócteles favoritos-, con ron y limón, muy refrescante ahora en verano y que os recomiendo desde aquí.
Lo que lo hace diferente y único es la ambientación musical que uno puede encontrar en fin de semana. Música de piano en directo, a veces acompañado de instrumentos de viento, sirven para dar un atmósfera décalé, como dirían los franceses, que te transporta a otra época. Con un repertorio de lo más clásico –como sus combinados-, lo mejor es cuando tocan temas conocidos por todos y la parroquia de fieles se anima a cantar. He vivido la experiencia y es mágica. Seguro que ahora tocarán alguna de Michael Jackson. Una buena manera de despedir al Rey del Pop, cantando y con un cóctel en la mano. Hasta siempre, Michael.
En DolceCity Barcelona: Harry's Bar