
Una sombra de Shiseido, unos polvos de sol de Clinique, un autobronceador de Clarins, una laca de uñas Chanel, una barra de labios Givenchy o un eye liner en polvo de Thierry Mugler son algunos básicos en mi neceser de viaje. Pero cada vez que lo abro, descubro horrorizada por qué nunca me cunde el sueldo.
Así que el fantástico descubrimiento del mes, merece mi más sincera adoración. Se trata de Kiko, una cadena de tiendas de cosmética italiana en plena expansión en nuestro país y que en su país de origen son el auténtico boom del momento.
Uno de los motivos de este éxito es sin duda la adecuación entre el binomio calidad-precio. ¿Por qué pagar sumas astronómicas por una sombra de ojos? Coincidiréis conmigo en que toda mujer aficionada a mostrarse impecablemente maquillada, necesita muchísimos colores para completar todos y cada uno de sus looks. Y llega un momento en que la suma es desorbitada.

Ya lo sabes, conseguir un look distinto ya no depende de lo que quieras gastar o de la calidad del producto, sólo depende de ti (y de que te movilices hasta la Kiko Store, claro).
En DolceCity Barcelona: Kiko