
Mi hermano se quedó más que contento al comprobar la excelente calidad de su materia prima, pues el Shunka, aunque un poco caro (nos salió por unos 40 euros por cabeza) destaca por un pescado fresquísimo, que deshace en la boca en un éxtasis gustativo difícil de repetir en otros restaurantes que se hacen llamar japoneses. Nosotros nos decantamos por clásicos que nunca fallan, como el Sashimi por recomendación del chef, donde sobresale su Toro de atún y su calamar, mmmm, ¡ríquisimos! También disfrutamos con sus Shunka Makis, con salmón, aguacate y atún; y sus tallarines con verduras y pollo, entre otros platos. Todo regado con un Albariño y, para culminar el ágape, unas ligeras trufas de té verde que pusieron punto final a una cena para recordar.

En DolceCity Barcelona: Shunka