
Hartas de ver pasar los días sin más, hemos decidido ocupar nuestro tiempo libre en labores productivas. Descartado el Kick Boxing por lo agresivo de la situación y el estudio de la lengua japonesa por su extraordinaria dificultad, hemos decidido aprender ganchillo.
Hijas de una generación en cuyo currículum ya no pone "sus labores" y a quienes las monjas no obligaron a aprender macramé, hemos decidido suplantar las manos habilidosas de la abuela que nunca nos enseñó a hacer punto por una tienda muy especial: Persones llanes que, con sus insólitas, coloristas o peludas lanas, conseguirán algo inaudito: que seamos capaces de producir algo bello con nuestras manos.La más reticente a protagonizar la susodicha aventura, Nuria, ya ha sucumbido ante las posibilidades de la lana y no ve el momento de obtener un master en gorros, calcetines, ganchillo freestyle o, incluso, amigurimi (el ganchillo en tres dimensiones).

En DolceCity Barcelona: Persones Llanes