Hoy aquel dicho que reza “nunca te acostarás sin saber una cosa más” se erige como una verdad absoluta en mi vida gracias a la inestimable colaboración de mi amigo Juanan. Curioseando en el salón de su casa descubro un sorprendente objeto, una mini-escultura cuya forma recuerda a una rosa de interminable tallo que culmina en un cuerpo de bombón metálico imantado al tallo. Cuando levantas el cuerpo de la flor y lo acercas a tus sentidos, una lluvia de sensaciones se hace presente. Una mezcla aromática de chocolate y rosa de Enric Rovira que, además, quedaría de maravilla en aquella estantería a la que otorgué espíritu minimalista cuando se me acabaron las ideas originales.
Por la tarde, como tengo algo de tiempo y mi curiosidad acecha, decido acercarme a la tienda de Enric Rovira en la calle Josep Tarradellas. Allí descubro una colección interminable de productos originales y deliciosos: la Rosa Virtual, un producto exclusivo creado por Enric Rovira y Darío Sirerol (experto en fragancias), el Planetarium, una caja de bombones que recrea los planetas del sistema solar (ahora no recuerdo si también estaba Plutón, el planeta desheredado que ahora es un satélite), las Rajoles, tabletas de chocolate que simulan el pavimento para la Casa Amatller y el Paseo de Gracia Barcelonés creado por Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí respectivamente y el Monolith 2001 inspirado en el monolito de la película 2001: Una Odisea en el espacio de Stanley Kubrick.
No querría olvidarme de la Artist Collection, chocolates creados para Enric Rovira por reconocidos diseñadores: los históricos Turrones de autor, la Mona amb Mono de Javier Mariscal, la colección Rajoles d´Autor de Andreu Alfaro y Enric Padrós, y los Chocolate Accents creados por la diseñadora Anna Mir.
En DolceCity Barcelona: Enric Rovira