
Aunque sus dimensiones son reducidas, el espacio está bien aprovechado con dos espacios diferenciados, el de arriba presidido por la barra, y el de abajo, en el que unos sillones rinconeros ofrecen comodidad a los que preferimos estar bien recostados a la hora de tomar una copa. Es un lugar oscuro, con el negro como protagonista, pero en el que unas originales lámparas rojas formadas por botellas de Campari (uno de los ingredientes que se utilizan en la composición del cóctel Negroni) arrojan una insinuante luz a la estancia inferior, dotando de un estilo único al local.

Sus bar-mans tienen reconocida experiencia, como Dani Gómez, y, por eso, aquí no encontrareis ninguna carta de bebidas, sino que son ellos los que, si no sabes qué pedir, te pueden sugerir el combinado perfecto según tus indicaciones. Así es como descubrí el Balalaika o el Vodka Collins, dos cócteles que se han añadido ya a mi lista de favoritos.
En DolceCity Barcelona: Negroni