Tengo predilección por los mercados.
Parece que sólo en estos pequeños centros de comercio y trajín los tomates sean tomates y el pescado esté todavía “vivito y coleando”. Se trata de microcosmos donde el tiempo se ha parado en aquellos inmemorables años cuando te despachaban con una sonrisa, se estilaba lo de “pedir la vez” y comprar fiado sin que te tildaran de moroso compulsivo.
La Boqueria, sin embargo, es el mercado de todos los mercados. En la actualidad, cita obligada para cualquier turista, se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad y en un recuerdo vivo para cualquier barcelonés. Ligado al crecimiento y desarrollo de la ciudad, el origen de La Boqueria como mercado ambulante de carne y hortalizas está documentado ya desde el siglo XII. Con el paso de los años ha ido evolucionando hasta convertirse en el mercado más grande de España, muy ligado a la tradición y cultura catalanas, donde la vida de pueblos y ciudades se desarrollaba alrededor de la “Plaça” o “Mercat”.

Consciente de su importante ubicación, justo en medio de la
Rambla de les Flors,
La Boqueria ha sido capaz de mimetizar con la Barcelona cosmopolita y turística, ofreciendo todo su atractivo a cualquier visitante que busque un poco de sombra o un refrigerio a base de fruta recién troceada. Adentrarse en ella significa formar parte de un universo de olores, colores y gente genuina. Pescado fresco, marisco, conservas, frutas exóticas, especias de todo tipo, cualquier cosa que se busque para el buen comer, se encuentra en
La Boqueria.
En DolceCity Barcelona: La Boqueria